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Channel: ALMANAQUE NATURAL
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Miscelánea Cántabra

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 Quizás esta entrada también podría titularse, "Encinares Cantábricos II", porque de nuevo, como me ocurrió el año pasado por estas fechas, he vuelto a disfrutar como un enano con los encinares del norte. El año pasado fue la sorpresa, este año, ya sabía de qué se trataba, pero ver esas buenas cantidades de hectáreas, nuevamente mucho más de lo que me esperaba, y la densidad y complejidad estructural de ese bosque tan particular y especial, nunca me puede dejar indiferente.


    Estos días he compaginado playas, bosques, cuevas y ríos. Mis contactos con las numerosas muestras de la prehistoria, incluso ya en el terreno de los cromañones, la antiguedad de los tiempos, las pinturas de las paredes, con caballos, cabras, ciervos, bisontes y uros, me hacían plantearme qué tipo de paisaje fue el veían cotidianamente nuestros ancestros. Supongo que no todo eran bosques, bisontes, caballos y uros, mantendrían buenas praderas en las mejores zonas, incluso probablemente migrarían estacionalmente y seguirían manteniendo pastizales y vias de comunicación entre ambas localidades estacionales.


    Pero cual sería el bosque, según estudios polínicos, las hayas entraron ya bastante tarde, durante el holoceno, a partir del cese de la última glaciación. Muchas de las localidades más térmicas y protegidas de las zonas bajas y en el interior de los numerosos cañones, hicieron de refugios microclimáticos para multitud de especies que no podían vivir en la congelada Europa del norte y central. Lo más probable es que existiera un variado robledal, en sentido amplio, quejigos, melojos o tozos, como los llaman por aquí y el roble común o carballo.


    Donde las condiciones fuesen más térmicas y secas, bien por los climas pasados, por vivir en solanas o bien por estar sobre suelos prestos a secarse pronto, entrarían los encinares y la vegetación mediterránea en sentido amplio, desde la de carácter lauroide de climas húmedos, como madroños, laureles, durillos, ruscos, etc, a la más típicamente mediterránea de lentiscos, cornicabras, labiérnagos, torviscos, etc. En esos tiempos probablemente surgió la diferenciación entre las dos encinas ibéricas, la continental y la "marítima".

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